martes, 20 de junio de 2017

Informe sobre igualdad de hombres y mujeres en la UE (2017)

Anualmente, la Comisión Europea publica el Informe sobre igualdad de hombres y mujeres en la Unión Europea en el cual se analiza la evolución de determinados indicadores. El Informe se estructura en torno a las cinco prioridades del compromiso estratégico 2016-2019 para la igualdad de género: igual independencia económica para mujeres y hombres, salario igual a trabajo igual y trabajo de igual valor, igualdad en la toma de decisiones, dignidad, integridad y fin de la violencia sexista, e igualdad en la acción exterior. Se describen a continuación los resultados de las dos primeras áreas.

Se observa en primera lugar, en cuanto al mercado de trabajo, que las tasas de empleo mejoran para los dos sexos desde 2010. La brecha de género se ha estabilizado, en torno a 12,5 puntos porcentuales (población de entre 25 y 64 años), aunque desciende considerablemente hasta situarse en 6 puntos porcentuales en edades más jóvenes (de 20 a 24 años). En España, la tasa de empleo fue, en el tercer trimestre de 2016, del 59% para las mujeres (similar a la de Rumanía y Croacia, la quinta más baja de la UE), y la masculina, del 70% (cercana a las de Italia, Croacia, Bélgica o Bulgaria). En cuanto al desempleo, en los países con las tasas de desempleo más altas, estas son mayores aún para las mujeres: 27,2% en las mujeres frente al 18,9% de los hombres en Grecia; 20,7% frente al 17,4% en España; 12% frente al 10,2% en Italia; y 10,8% frente al 10,5% en Portugal (datos del tercer trimestre de 2016). 

En cuanto al número de horas de trabajo, otro indicador relevante relacionado con la independencia económica, los hombres realizan en promedio 39 horas de trabajo remunerado por semana en la UE, mientras que las mujeres realizan 33 horas. Por el contrario, éstas asumen la mayor parte del trabajo doméstico y de los cuidados: las mujeres trabajadoras computan 22 horas semanales de trabajo no remunerado, y los hombres menos de 10 horas. En España, los hombres desarrollan 40 horas de trabajo remunerado y 12 de trabajo doméstico, mientras que las mujeres realizan 34 y 25 horas, respectivamente. Los datos muestran por otra parte que en materia de equilibrio entre la vida laboral y familiar, el progreso ha sido desigual entre países. Por ejemplo, los últimos datos disponibles (2014) en materia de cuidado infantil, muestran que sólo diez Estados miembros cumplían el objetivo de Barcelona del 33% de los niños menores de tres años en estructuras de atención oficial, entre ellos España. Sólo nueve cumplían la meta del 90% de los niños entre tres años y edad escolar con atención formal, encontrándose también España entre ellos. 

En lo que se refiere a los permisos por maternidad y paternidad, la licencia reservada a los padres tiende a ser mucho más corta que la licencia de maternidad en todos los países. España es el segundo país, junto con Holanda, con menor duración del permiso de maternidad (16 semanas), frente a las 42 de Francia, las 58 de Alemania, o las 60 de Suecia, aunque está equiparada en cuanto a permiso de paternidad (2 semanas) con diversos países, como Dinamarca o Polonia, y por encima de otros, como Holanda (sin permiso de paternidad). Sólo unos pocos Estados miembro establecen disposiciones para la conciliación y el cuidado de personas dependientes. Se identificó, por otra parte, una tendencia común hacia la desinstitucionalización de la atención y la extensión de la atención comunitaria, no acompañada por una inversión simultánea en los servicios públicos a domicilio, en la mayoría de los casos. Dinamarca y Finlandia son los países más avanzados a este respecto, y la mayoría de los cuidados formales a largo plazo se prestan a domicilio. 

En cuanto a las desigualdades en salarios, ingresos y pensiones, aunque las mujeres tienen más éxito en sus estudios, sus carreras profesionales son interrumpidas con más frecuencia, son más planas, y tienen salarios más bajos. Los últimos datos sobre brecha salarial disponibles (2015), la cifran en el 16,3% en 2014, para el conjunto de la UE. En España ha bajado del 17% en 2010 al 15% en 2014. Estudios recientes muestran que la brecha salarial puede explicarse en buena parte por discriminación directa, y que aún es un reto la aplicación efectiva de la legislación en este ámbito en todos los Estados miembro. 

El indicador sobre brecha de género en los ingresos (brecha salarial + brecha en horas trabajadas+ brecha en el empleo), confirma que la UE está muy lejos de alcanzar la igualdad, incluso en los países más avanzados en este sentido. La brecha se cifra en el 39,8% en el conjunto de la UE, y alcanza el 45% en Alemania o Dinamarca. En España, este indicador combinado se cifra en el 36%. Estas brechas en el mercado de trabajo se trasladan a las pensiones, generando una brecha del 37,6% para mayores de 65 años o más (2015). Las mujeres se encuentran, por otra parte, en un mayor riesgo de pobreza o exclusión social (24,4% frente al 23% de los hombres en 2015).