La cifra se eleva hasta el 55,78% en aquellas empresas obligadas a aplicar la Ley de Igualdad, lo que supone también un leve incremento respecto a 2009, cuando la presencia femenina alcanzaba el 55,19%.
El estudio constata que las empresas con mujeres en sus consejos de administración tienen un perfil de riesgo "más bajo" que las gestionadas exclusivamente por hombres. En cuanto a las empresas del Ibex 35, el informe revela un importante avance, pues el número de consejeras en las sociedades que componen el selectivo ha pasado del 3,3% de 2005 a un 10,20%.
En el caso de las empresas con participación estatal, la proporción de consejeras también registra un notable repunte, desde el 25,22% al 28,14% de este año. Además, el estudio de Informa también pone de manifiesto que el 73% de las empresas de su base de datos no cuenta con ninguna mujer en puestos directivos, mientras que el 9,96% no tiene ningún directivo masculino.
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martes, 27 de julio de 2010
miércoles, 21 de julio de 2010
No se ha dado a la mujer la importancia que se debería en temas de salud cardiovascular
Entrevista con Valentí Fuster publicada en El País donde habla de la diferente incidencia de las enfermedades cardiovasculares en hombres y mujeres.
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sábado, 17 de julio de 2010
Un estudio revela que hombres y mujeres se desplazan de forma distinta
Los hombres y las mujeres no se desplazan en su vida cotidiana del mismo modo porque, a pesar del enorme cambio social experimentado las últimas décadas que los ha igualado en muchos ámbitos, sigue habiendo diferencias notables entre ellos y ellas. Aunque hay similitud en el número de viajes que hacen a diario, los motivos para ir de un lugar a otro, los medios empleados y el tiempo dedicado son distintos. Así se desprende del estudio Dones, mobilitat, temps i ciutats, de la geógrafa y profesora de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), Carme Miralles- Guasch, que ha publicado el Institut Català de la Dona.
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miércoles, 7 de julio de 2010
Los nuevos padres sufren la dificultad de poder conciliar
Los hombres comprometidos empiezan a acusar la dificultad de conciliar. Falta romper barreras en el entorno laboral, familiar e incluso entre algunas mujeres.
Compartir el cuidado de los hijos y las tareas domésticas cuando gran parte de las horas del día se las lleva el trabajo no es obra fácil. De hecho, así lo llevan advirtiendo las mujeres que desde hace años compatibilizan ambos mundos, el laboral y el personal, y encima en solitario ante la oposición de la pareja a asumir responsabilidades. Pero, ahora, ya no están solas en su petición de conciliación y de flexibilización. Se han sumado los llamados nuevos hombres, parejas concienciadas con la igualdad y que quieren compartir la crianza de los hijos. El problema es que estos padres implicados, aún minoría según los expertos, pero que parecen abocados a aumentar en no mucho tiempo, empiezan a sufrir en sus propias carnes el mal femenino por excelencia, el estrés.
Así lo ha puesto de manifiesto un estudio, realizado por el centro norteamericano Boston College, dirigido por los profesores Brad Harrington, Fred van Deusen y Jaime Ladge y titulado El nuevo padre. El trabajo, de carácter cualitativo, revela el agobio que sienten estos varones ante la cantidad de quehaceres que implica criar un hijo, desde cuidar su alimentación, su higiene y su salud hasta atender su desarrollo físico y psíquico, mientras se hace frente a los desafíos profesionales diarios. El mayor problema, y lo más estresante, es la falta de tiempo que agudiza la sensación de no tener ni un minuto para uno mismo. Esta circunstancia no sólo en la calidad de vida de uno mismo, sino también en la vida social, de pareja y sexual.
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Compartir el cuidado de los hijos y las tareas domésticas cuando gran parte de las horas del día se las lleva el trabajo no es obra fácil. De hecho, así lo llevan advirtiendo las mujeres que desde hace años compatibilizan ambos mundos, el laboral y el personal, y encima en solitario ante la oposición de la pareja a asumir responsabilidades. Pero, ahora, ya no están solas en su petición de conciliación y de flexibilización. Se han sumado los llamados nuevos hombres, parejas concienciadas con la igualdad y que quieren compartir la crianza de los hijos. El problema es que estos padres implicados, aún minoría según los expertos, pero que parecen abocados a aumentar en no mucho tiempo, empiezan a sufrir en sus propias carnes el mal femenino por excelencia, el estrés.
Así lo ha puesto de manifiesto un estudio, realizado por el centro norteamericano Boston College, dirigido por los profesores Brad Harrington, Fred van Deusen y Jaime Ladge y titulado El nuevo padre. El trabajo, de carácter cualitativo, revela el agobio que sienten estos varones ante la cantidad de quehaceres que implica criar un hijo, desde cuidar su alimentación, su higiene y su salud hasta atender su desarrollo físico y psíquico, mientras se hace frente a los desafíos profesionales diarios. El mayor problema, y lo más estresante, es la falta de tiempo que agudiza la sensación de no tener ni un minuto para uno mismo. Esta circunstancia no sólo en la calidad de vida de uno mismo, sino también en la vida social, de pareja y sexual.
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