jueves, 29 de febrero de 2024

Enfoque de género e interseccionalidad en el Presupuesto Público

Según el informe publicado recientemente en el volumen para 2023 de la Revista de Presupuestación de la OCDE, el abordaje de las desigualdades de género puede mejorar el crecimiento, la productividad, la competitividad y la sostenibilidad de las economías. El cierre de las brechas en la participación de la fuerza y horas de trabajo, puede resultar en un crecimiento medio del PIB de un 9,2% en los países de la OCDE para 2060. Además, el análisis interseccional es una herramienta que puede ser útil para un mejor entendimiento de los mecanismos que sostienen las brechas de género, y cómo afrontarlas. Tener en cuenta la interseccionalidad supone considerar cómo las desigualdades de género interactúan con otras desigualdades, basadas en la racialización, la clase económica, la orientación sexual, o la discapacidad. El valor que añade el enfoque de género interseccional al diagnóstico de la realidad sobre la que actúa la acción pública ha valido para que sea considerado por la OCDE como buena práctica en el contexto presupuestario.

Mientras que la mayoría de los países de la OCDE consideran el impacto de las medidas presupuestarias en la igualdad de género de forma primaria, un grupo de países ha ampliado el alcance de su práctica de presupuesto con perspectiva de género (PPG) para incluir el enfoque interseccional. Entre ellos, cabe citar los casos de Suecia, Finlandia y Canadá, donde existen métodos y herramientas específicos para la consideración de la interseccionalidad como parte de los principios generales del presupuesto de género.

La interseccionalidad aplicada al PPG difiere de iniciativas como los presupuestos para la igualdad, ya que mientras que estos últimos pueden considerar aspectos como género, racialización, o nivel de rentas individualmente, el enfoque interseccional explicita cómo esos mismos elementos considerados de manera conjunta pueden tener efectos diversos y a menudo compuestos.

Los estudios de caso ilustran cómo el análisis interseccional aporta conocimientos que apoyan el desarrollo de políticas y medidas presupuestarias que son más efectivas para disminuir las brechas de género. Por ejemplo, el análisis interseccional de la fuerza de trabajo en Australia muestra que las madres solteras tienden mucho menos a estar empleadas que las que están en pareja. Por otra parte, las mujeres con discapacidad han de afrontar mayor discriminación y desventajas. Esta información puede usarse para eliminar las barreras que enfrentan esas mujeres para trabajar, por ejemplo, facilitándoles el acceso a servicios de cuidado infantil, y tomando acciones para evitar la discriminación.

Los retos que se han de tener en cuenta a la hora de implementar el análisis interseccional en los PPG, son, según el estudio de la OCDE, la falta de datos disponibles que soporten el análisis, la percepción de que es una tarea demasiado compleja, y la ausencia de capacidades gubernamentales para el desarrollo de un trabajo de estas características. Los gobiernos pueden afrontar estas debilidades fortaleciendo la disponibilidad de datos desagregados por sexo, racialización y nivel de ingresos. Igualmente es importante la colaboración con organizaciones no gubernamentales y la sociedad civil, y dotar de capacitación a las personas que trabajan en los departamentos gubernamentales, facilitándoles métodos, herramientas y asesoramiento continuado.

Fuente: Nicol, Scherie and Jihyun Kim (2023), “Gender budgeting and intersectionality”, OECD Journal on Budgeting, Vol.23/2