jueves, 20 de diciembre de 2018

Relación entre salud masculina y enfoque de género en Europa según la OMS

Con la adopción de la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), los gobiernos han reafirmado su compromiso con los objetivos de derechos humanos e igualdad de género, como cruciales para acelerar el progreso en el resto de objetivos y metas. Así, el ODS 5 sobre igualdad de género se considera facilitador del ODS 3, sobre salud y bienestar. En este contexto, en 2016, la Organización Mundial de la Salud publicó el informe “La salud y el bienestar de las mujeres en Europa: más allá de sus ventajas en materia de mortalidad”. Este año, se ha publicado el informe “La salud y el bienestar de los hombres en la Región Europea de la OMS: mejor salud a través de un enfoque de género”. Es la primera vez que la oficina regional de la OMS en Europa produce un informe global sobre salud masculina, y lo hace con perspectiva de género.

Según este documento, los hombres en la Región Europea de la OMS viven vidas más sanas y más largas que antes. La Región es un ejemplo debido a la impresionante reducción de la mortalidad prematura debida a enfermedades no transmisibles (ENT) y es probable que se alcancen los ODS para reducir la mortalidad prematura por ENT en un tercio, antes de 2030. Sin embargo, aun mueren demasiados hombres jóvenes en la Región. Y si bien la esperanza de vida masculina ha aumentado de manera constante en todos los países en las últimas décadas, se observa una diferencia de hasta 17 años entre los distintos países, y las diferencias dentro de cada país siguen siendo importantes.

El mayor riesgo de mortalidad prematura para los hombres es una realidad conocida. De hecho casi se considera un fenómeno natural. No lo es, y no debe ser considerado como tal. Se sabe que la biología por sí sola no puede explicar las inequidades en salud. Al igual que para las mujeres, los comportamientos de los hombres, la exposición al riesgo, los patrones que les llevan a ocuparse de su salud y las respuestas que reciben del sistema, están influidos por muchos factores. Los lugares donde viven, sus situaciones laborales, su educación, los roles de género en sus comunidades y sus redes sociales, entre otros elementos, son determinantes. Por otra parte, estos factores tendrán diferentes impactos según la edad, el origen étnico, el estado migratorio, la orientación sexual y la identidad de género.

Los resultados obtenidos por el informe llevaron a la formulación de tres áreas prioritarias en cuanto a la salud de los masculina: reducir la mortalidad prematura entre los hombres debido a las ENT y las lesiones no intencionadas e intencionadas; mejorar la salud y el bienestar entre los hombres de todas las edades y reducir las desigualdades entre y dentro de los países de la Región; y mejorar la igualdad de género mediante estructuras y políticas que promuevan la participación de los hombres en el cuidado personal, la paternidad, la atención no remunerada, la prevención de la violencia, y la salud sexual y reproductiva.

Propone el informe un amplio abanico de acciones específicas, comenzando por el reconocimiento de la relación entre igualdad de género y salud de los hombres. Se recomienda el fortalecimiento de mecanismos intersectoriales entre salud y educación para eliminar los estereotipos de género que son perjudiciales para la salud. Igualmente, se propone promover la implicación de los hombres en la mejora de su propia salud y la de sus comunidades, involucrándolos en la igualdad de género a través del aprendizaje de experiencias positivas, transformando los patrones de cuidado (incluidos el cuidado personal, de descendientes, de la familia y el cuidado no remunerado), y actuando para prevenir la violencia de género y mejorar su salud sexual y reproductiva.

Asimismo será necesario asegurar servicios de salud más accesibles para niños y hombres, que reconozcan sus necesidades de salud y los patrones de búsqueda de la salud, abordando el impacto de los modelos de masculinidad en la salud a lo largo del ciclo de vida. Otra recomendación se orienta a promover servicios de salud inclusivos, eliminando prácticas discriminatorias, especialmente hacia los hombres que sufren exclusión social y marginación debido a su edad, etnia, orientación sexual, identidad de género, falta de vivienda, discapacidad o afecciones de salud mental. Por último, se propone priorizar las intervenciones para reducir la exposición desproporcionada de niños y hombres al uso de alcohol y tabaco, abuso de sustancias, lesiones en accidentes de tráfico, y suicidios.

Fuente: The health and well-being of men in the WHO European Region: better health through a gender approach. WHO Regional Office for Europe (2018).

jueves, 29 de noviembre de 2018

Beneficios económicos de la igualdad de género según expertos del FMI

En octubre de 2018 se ha publicado el informe “Beneficios económicos de la inclusión de género: nuevos mecanismos, nueva evidencia”, como parte de la serie de documentos para debate que periódicamente publica el Fondo Monetario Internacional. Esta institución ha venido desarrollando en los últimos años una línea de investigación sobre la desigualdad de género, incorporando el debate sobre la situación de las mujeres y el asesoramiento al respecto en sus evaluaciones anuales de las economías nacionales. Actualmente, cuentan con alrededor de 30 consultas concluidas y una docena planificadas. Y el esfuerzo ha dado sus frutos, según evidencia este informe, aunque aún queda mucho por hacer.

Si bien la participación femenina en la fuerza laboral (PFFL) ha aumentado en los últimos 20 años, el ritmo ha sido desigual por países y siguen existiendo grandes brechas entre mujeres y hombres. La PFFL en la media de países de la OCDE fue del 54% en 2014, 14 puntos porcentuales por debajo de la participación masculina; en países de ingresos medios, con una PFFL del 49%, la distancia con la participación masculina es de 26 puntos; y en países de bajos ingresos, la PFFL fue de 64%, 13 puntos por debajo de la participación masculina.

La reducción de las brechas en la presencia de hombres y mujeres en el mercado de trabajo generaría importantes beneficios económicos a través de dos mecanismos que apuntan a ganancias aún mayores de lo hasta ahora previsto:

Diversidad de género: las mujeres aportan nuevas habilidades al entorno laboral. Esto puede reflejarse en las normas sociales y su impacto en la educación, las interacciones sociales, así como en la asunción de riesgos y respuesta a incentivos, por ejemplo. Existe un beneficio económico derivado de la diversidad, más allá del que resulta del hecho de tener más personas trabajando. El estudio demuestra que el trabajo de hombres y mujeres se complementa. Y que los modelos que no tienen en cuenta las diferencias de género en el análisis, subestiman el impacto favorable de la inclusión de género en el crecimiento, y atribuyen un valor erróneo a la tecnología como parte del crecimiento que en realidad es causada por la participación de las mujeres. Los resultados de este estudio también apuntan que la reducción de las brechas de género beneficia a ambos sexos, porque una participación femenina más elevada en el mercado laboral incrementa los salarios masculinos.

Movilidad sectorial: cuando la riqueza de los hogares aumenta durante el proceso de desarrollo económico, la demanda de servicios aumenta, y el empleo se reasigna al sector en crecimiento. Debido a que en los servicios hay mayor igualdad de género en el empleo que en otros sectores, las economías en desarrollo de forma natural se vuelven más inclusivas. Pero existen barreras a la PFFL debidas a distorsiones fiscales, discriminación y factores sociales /culturales, que ralentizan este proceso, reduciendo la producción y el bienestar. El impacto de estas barreras en la participación laboral femenina, según el estudio publicado, puede equipararse a la imposición de un impuesto de más del 50% sobre la mano de obra femenina, dependiendo de la región. No solamente suponen un lastre para la igualdad de género, sino que tienen un coste directo. Reducir estas barreras supondría una ganancia en el bienestar que excedería el 20 por ciento en India, Pakistán y otros países en Medio Oriente y África del Norte, por ejemplo.

Estos mecanismos implican que reducir la baja presencia de mujeres en el mercado de trabajo deberían generar mayores beneficios que un aumento equivalente a la presencia masculina en el mismo: la diversidad de género aporta beneficios propios.

Fuente: J. D. Ostry, J. Alvarez, R. Espinoza, and C. Papageorgiou. Economic Gains from Gender Inclusion: New Mechanisms, New Evidence. IMF Staff Discussion Note. Octubre 2018.

lunes, 29 de octubre de 2018

Análisis de la Encuesta de población activa del tercer trimestre de 2018 desde la perspectiva de género

Continúa bajando el paro, y por cuarto trimestre consecutivo, baja más entre los hombres
El paro reflejado por la Encuesta de Población Activa en el tercer trimestre de 2018, es un -10,7% menor al del mismo periodo de 2017, llegando las personas paradas a la cifra de 898.200. La bajada es mayor entre los hombres (-14,6%) que entre las mujeres (-6,9%), lo que sitúa el número de hombres parados en 420.700, y el de mujeres en 477.600. Esta evolución se traduce en una tasa de paro femenina del 27,1%, y masculina del 19,4%; para el conjunto de la población andaluza, la tasa alcanza el 22,9%.

Aumento interanual de la ocupación, sobre todo la masculina
El número de personas ocupadas en Andalucía llega en el tercer trimestre de 2018 a 3.032.700, un 2,7% más en términos interanuales. Para las mujeres, esta subida es de un 1,6% (19.900 mujeres más trabajando) y para los hombres, del 3,6% (60.500 hombres más). La tasa de empleo femenina se sitúa en el 36,4%, mientras que la masculina llega al 51,6%. Para la población total, la tasa es del 43,8%, 1,1 puntos porcentuales más que en el mismo trimestre de 2017 (incrementos de 0,4 y 1,7 puntos para mujeres y hombres, respectivamente).

Por sectores, en Andalucía se crea empleo en la industria (un 2,9% más), la construcción (15% más) y los servicios (subida del 2,6%). Solo en la industria hay diferencias considerables por sexo en esta evolución, pues aumenta el empleo masculino (un 5,6%) mientras que el femenino baja (-7,1%). En la construcción la subida es del 13,9% para las mujeres y 15% para los hombres; y en los servicios, del 2,3% para las mujeres y el 2,9% para los hombres. Se destruye empleo en el agro, con una bajada del -5,9%, mayor entre las mujeres (-7,8%) que entre los hombres (-5,4%).

Baja el empleo por cuenta propia mientras aumenta el número de personas asalariadas, tanto con contrato indefinido como temporal
El empleo por cuenta propia baja interanualmente por cuarto trimestre consecutivo, un -3,1%, implicando esta bajada más a los hombres (-3,2%) que a las mujeres (-2,9%). Estas representan el 33,1% del total de personas autoempleadas en Andalucía (171.300) frente al 66,9% de hombres (345.500). Continúan sin embargo creciendo los contratos por cuenta ajena, un 4%, hasta llegar a un total de 2.513.800 personas asalariadas, y lo hacen más entre los hombres (un 5,4%) que entre las mujeres (un 2,3%).

Los contratos indefinidos suben un 3,9% interanual, hasta una cifra de 1.624.900, con diferencias apreciables en la evolución por sexo, cifrándose el incremento en el 0,3% entre las mujeres (2.100 más) y el 6,8% entre los hombres (58.300 más). Por su parte la contratación temporal aumenta un 4,3%, siendo el total de personas con este tipo de contrato 889.000, pero en este caso sube más entre las mujeres, un 6% (23.100 mujeres más) que entre los hombres (un 2,8%, 13.100 hombres más). Así, la tasa de temporalidad global es del 35,4%, y por sexo, del 36,6% para las mujeres y del 34,4% para los hombres.

Ligeras variaciones en la contratación a tiempo completo y parcial
La tasa de ocupación a tiempo completo, que sube ligeramente con respecto al mismo trimestre de 2017 (0,6 puntos porcentuales), llega en Andalucía al 84,6%, y es más elevada para los hombres (92,8%) que para las mujeres (73,5%). Sin embargo la proporción de mujeres con jornada a tiempo parcial es mayor pues el 26,5% del total tiene este tipo de contrato, frente al 7,2% de los hombres (la tasa conjunta es del 15,4%). Esta tasa baja levemente en términos interanuales (-0,6 puntos).

Aumenta el número de personas inactivas, y disminuye la actividad, en proporciones similares por sexo
La población en situación de inactividad en Andalucía aumenta interanualmente un 1,5%, sin que se observen diferencias por sexo, aunque sí las hay al analizar las causas de inactividad. Así, el principal aumento se da por motivos de estudio, un 4,2% conjunto, siendo este crecimiento del 5,8% para las mujeres y del 2,5% para los hombres. Sube un 1,7% el conjunto de personas jubiladas, y el crecimiento se da principalmente entre las mujeres (5,2%), siendo prácticamente nulo entre los hombres. Por dedicación a las tareas del hogar, la subida es del 2,9%, y por sexo del 8,1% entre los hombres, y del 2,4% entre las mujeres.

La actividad desciende, un -0,7% global, y por sexo, un -0,9% entre las mujeres y un -0,5% entre los hombres.

martes, 25 de septiembre de 2018

Informe de la OCDE sobre beneficios económicos de la igualdad de género en los países nórdicos

En el informe “¿Es la última milla la más larga? Beneficios económicos de la igualdad de género en los países nórdicos”, encargado por el Consejo Nórdico de Ministros a la OCDE, y recientemente publicado, se analiza el efecto de las políticas de conciliación en el crecimiento económico de esa región, así como los beneficios potenciales del cierre de las brechas de género aun existentes, en el futuro.

Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia, comúnmente conocidos como los países nórdicos, han sido líderes en la promoción explícita de la igualdad de género en el hogar, el trabajo y la vida pública. Hoy, en muchos aspectos, cuentan con algunos de los mercados laborales con mayor igualdad de género en la OCDE. Según el informe, las ganancias económicas derivadas del crecimiento del empleo de las mujeres, junto con el compromiso de largo recorrido con la igualdad de género, han beneficiado significativamente a estas economías. Así, el aumento constante de mujeres en el mercado laboral puede representar entre el 10 y el 20% del crecimiento del PIB per cápita de la región nórdica en los últimos 40-50 años. Casi tres de cada cuatro mujeres en estos países trabajan, lo que no solo la convierte en la región con mayor igualdad de género en el mundo, sino también en una potencia económica.

Invertir en padres y madres que trabajan da sus frutos. Desde la década de 1960, Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia han aplicado activamente políticas para garantizar que tanto mujeres como hombres puedan participar plenamente en el mercado laboral. El amplio acceso al cuidado infantil, licencias pagadas para madres y padres y lugares de trabajo flexibles, han ayudado a reducir las brechas de género en el empleo, situándolas en el nivel más bajo de la OCDE, alrededor de 4 puntos porcentuales en comparación con el promedio de la OCDE de 12 puntos porcentuales.

A pesar de los significativos avances, algunas brechas de género persisten, por lo que se debe continuar haciendo esfuerzos para hacerlas desaparecer. Aunque es un hecho que los países nórdicos están más cerca que la mayoría de los países de alcanzar la igualdad de género en el mercado laboral, la recta final hacia la meta de esta “carrera” por desarrollar todo el potencial económico de la igualdad de género, puede ser la más dura. La OCDE señala como principal reto el aumentar la participación de las mujeres en puestos directivos. La región todavía se enfrenta a la segregación ocupacional en el mercado laboral, la brecha salarial de género, así como las desigualdades de género en las horas de trabajo. Quizá un camino a seguir en este sentido sea, según el estudio, dirigir la política hacia un sistema de permisos de paternidad y maternidad remunerados completamente individualizados, para generar un reparto aún más equitativo del trabajo remunerado y no remunerado.

De la reducción de las brechas aun existentes, podrían derivarse grandes ganancias futuras potenciales. Según el informe, alentar a las mujeres a aumentar sus horas de trabajo remunerado para que las brechas de género tanto en la participación como en las horas de trabajo desaparezcan por completo en 2040, impulsaría la economía con un crecimiento adicional del 15-30% del PIB per cápita en estos países.

El gráfico siguiente representa las ganancias estimadas (en puntos porcentuales) con respecto a valores base en la tasa de crecimiento anual prevista para el periodo 2013-2040, en dos escenarios, en los países nórdicos y en una selección de países de la OCDE. Por un lado, se expresa la ganancia de eliminar la brecha de género en la participación en el mercado de trabajo, permaneciendo estables las horas trabajadas (en azul) y por otro, la que supone la eliminación de la brecha tanto en participación como en horas trabajadas (en gris).


Fuente: OECD (2018), Is the Last Mile the Longest? Economic Gains from Gender Equality in Nordic Countries, OECD Publishing, Paris.

miércoles, 22 de agosto de 2018

La contribución de la mujer a la actividad económica en Andalucía: una perspectiva sectorial

La contribución de la mujer a la actividad económica y el empleo en Andalucía ha experimentado un notable aumento desde el inicio de la autonomía andaluza. Si en 1981 tan sólo el 22,5% de la población ocupada en Andalucía eran mujeres, actualmente representan el 43,1% del total. Este notable aumento de participación de la mujer en la actividad económica ha llevado a que pasen de explicar apenas una quinta parte del PIB en 1981, a concentrar aproximadamente el cuarenta por ciento del mismo en la actualidad, lo que supone que su aportación se ha duplicado en este período.

Para estimar esta aportación se ha tenido en cuenta la participación que la mujer tiene en el total de horas trabajadas en cada sector de actividad, bajo el supuesto de una productividad sectorial por hora trabajada análoga en hombres y mujeres. Más concretamente, se han considerado el número de personas ocupadas, la duración de la jornada laboral (completa o parcial) y el número medio semanal de horas trabajadas en cada sector, diferenciando todas estas variables según el sexo.

Cabe analizar, de esta forma, cuál es la participación de la mujer en la generación de valor añadido (VAB) diferenciando por grandes ramas productivas. Como se observa en el gráfico adjunto, mientras que hay actividades en las que más de la mitad de la producción es atribuible a las mujeres, en otras su presencia es muy reducida.

Los sectores donde la contribución de las mujeres es menor son la construcción (4,3% del VAB es atribuible a las mujeres); la industria, tanto energía e industrias extractivas (14,2%) como industria manufacturera (20,5%); y el primario (23,8%). En los servicios, la participación de la mujer se sitúa por debajo del promedio global en información y comunicaciones (30,3%), donde se incluye edición; actividades cinematográficas de vídeo y programas de televisión, grabación de sonido y edición musical; telecomunicaciones; y programación, consultoría y otras actividades relacionadas con la informática. En una posición intermedia se sitúan comercio, transporte y hostelería, con el 38,9% de la producción atribuible a las mujeres. Por encima de la participación media en el PIB global aparecen actividades financieras y de seguros (44%), y actividades profesionales científicas y técnicas; actividades administrativas y de servicios auxiliares (44,1%); así como las actividades inmobiliarias (47,7%), donde se está cerca de la paridad.

Finalmente, las actividades donde la contribución de la mujer es mayor a la del hombre son: actividades artísticas, recreativas y de entretenimiento, actividades asociativas y servicios personales, con una aportación de la mujer a la generación de VAB que supera el sesenta por ciento (60,9%), siendo también más de la mitad (55,2%) en Administración pública y defensa, Seguridad Social obligatoria; educación; y actividades sanitarias y de servicios sociales.

Estos resultados ponen de manifiesto que para seguir avanzando hacia una participación igualitaria de ambos sexos en la actividad económica, y con ello, conseguir el máximo potencial de crecimiento económico, sería necesario potenciar la empleabilidad de las mujeres en ramas productivas donde su presencia aún es reducida, y más específicamente, en aquellas con mayor generación de valor añadido, como son las industriales (sólo el 21,5% de las personas ocupadas en la industria son mujeres) y las actividades vinculadas con la información y las comunicaciones (la tercera parte de las personas ocupadas en esta rama son mujeres). Es decir, propiciar una mayor presencia de las mujeres en el ámbito tecnológico e industrial se convierte en un reto fundamental para aumentar el potencial de crecimiento económico de Andalucía.
 

Fuente: Nota elaborada por la Secretaría General de Economía. Consejería de Economía, Hacienda y Administración Pública.

miércoles, 27 de junio de 2018

La contribución de la mujer al crecimiento económico de Andalucía

La incorporación de la mujer a la actividad económica y laboral en Andalucía constituye uno de los rasgos socioeconómicos más relevantes observados en las últimas décadas, en especial, desde la configuración de la Comunidad Autónoma.

En 1981 la tasa de actividad de las mujeres en Andalucía era del 19,6%, frente a un 72,4% en los hombres. Esta tasa de actividad de las mujeres que ha ido aumentando de manera muy significativa y acercándose a la de los hombres, alcanzando actualmente el 50,5%, no obstante, aún por debajo de la de éstos (63,9%). 

Esta incorporación de la mujer a la actividad económica se ha reflejado también en el empleo. Si en 1981 tan solo el 22,5% de la población ocupada en Andalucía eran mujeres, actualmente representan el 43,1% del total, tras haber aumentado en casi un millón (+910.100 mujeres) en estos treinta y seis años.

Cabe analizar cómo ha contribuido este notable aumento del empleo de las mujeres al crecimiento del PIB de Andalucía desde el inicio de la autonomía en 1981 y qué porcentaje del PIB es atribuible al trabajo de las mujeres. Bajo el supuesto de una productividad sectorial por hora trabajada análoga en hombres y mujeres, se puede estimar la aportación que cada grupo tiene a la generación de valor añadido bruto, en función de la participación que tienen en el total de horas trabajadas en cada sector de actividad. Para ello, se ha tenido en cuenta el número de personas ocupadas, la duración de la jornada laboral (completa o parcial) y el número medio semanal de horas trabajadas en cada sector, diferenciando todas estas variables según el sexo.

Partiendo de estos estos cálculos, el PIB atribuible al trabajo de las mujeres se estima que ascendió a 62.774 millones de euros en Andalucía en 2017, el 39% del PIB global. Una contribución 17,9 puntos más elevada que en 1981, cuando el PIB atribuible al trabajo de las mujeres suponía apenas la quinta parte del total (21,1%).

Esto supone que si entre 1981 y 2017, el PIB de Andalucía ha crecido de forma acumulada, y en términos reales, un 150,6%, el atribuible al trabajo de las mujeres lo ha hecho más del doble, un 363,6%. En ritmo anual, el crecimiento real del PIB de Andalucía ha sido del 2,6% en estos treinta y seis años, fundamentalmente sustentado en el de las mujeres, que ha crecido a un ritmo anual del 4,4%, frente a un 1,9% el de los hombres.

Hay que considerar además, que esta estimación infravalora la contribución real de la mujer a la actividad económica, ya que el PIB no contabiliza el trabajo no remunerado que éstas realizan y que, por tanto, no computa en la producción final de la economía. Según la EPA, 690.700 mujeres en Andalucía se dedicaban a labores del hogar en 2017, siendo población considerada inactiva, lo que supone casi la quinta parte (19,6%) de la población potencialmente activa mujer en Andalucía; en los hombres, este porcentaje es del 2,3%.

Estos resultados ponen de manifiesto, por tanto, el notable aumento de la contribución de la mujer a la actividad económica en Andalucía, de forma que si en 1981 explicaba apenas una quinta parte del PIB, actualmente supone aproximadamente el cuarenta por ciento del mismo, es decir, casi se ha duplicado. Con todo, todavía es necesario seguir avanzando hacia una participación igualitaria de ambos sexos, y con ello, conseguir el máximo potencial de crecimiento económico. Para ello, es clave aumentar la participación de la mujer en el mercado laboral (actualmente son el 43,1% de los ocupados), incrementar el porcentaje de mujeres con empleos a tiempo completo (el 71,6% de los ocupados a tiempo parcial son mujeres), y facilitar su empleabilidad en ramas productivas de mayor valor añadido (sólo son mujeres el 21,5% de las personas ocupadas en la industria).




Fuente: Nota elaborada por la Secretaría General de Economía. Consejería de Economía, Hacienda y Administración Pública.

miércoles, 30 de mayo de 2018

Informe de la Comisión Europea sobre la situación de hombres y mujeres en Europa

La Comisión Europea ha publicado recientemente el informe “La vida de las mujeres y los hombres en Europa. Un retrato estadístico. Edición 2017”, que aborda las similitudes y diferencias entre hombres y mujeres en aspectos de su vida cotidiana, presentando datos para el conjunto de la UE y por países. Se presentan a continuación las principales conclusiones en los tres bloques en que se estructura el informe.

VIVIR, CRECER, ENVEJECER

La esperanza de vida media en 2015 en la UE fue para las mujeres de 83,3 años, y de 77,9 años para los hombres. Las mujeres españolas son las más longevas de la Unión Europea, con una esperanza de vida de 85,7 años. Analizando los principales hitos vitales, destaca que en la UE, en promedio, las mujeres dejan el hogar familiar, se casan por primera vez y tienen su primer hijo, en torno a dos años antes que los hombres. En cuanto al tipo de hogar, en la UE en 2016, el 7,7% de las mujeres de 25 a 49 años vivía sola con algún hijo, en comparación con el 1,1% de hombres. Para las mismas edades, el porcentaje de personas sin hijos era del 9,5% para las mujeres y del 16,1% para los hombres. En las personas solteras de 65 años y más, el porcentaje de mujeres que viven solas (40,1%) es el doble del de hombres (19,7%).

APRENDER, TRABAJAR, GANAR

Cuando se observa el nivel de educación alcanzado, apenas hay diferencias entre mujeres y hombres en la UE en niveles educativos bajos. Estas diferencias crecen con el nivel educativo: en la educación superior, el 33% de las mujeres de la UE había completado este nivel, en comparación con el 29% de los hombres. En España, el porcentaje de mujeres y hombres con educación superior está por encima de la media de la UE (38,4% para las mujeres y 33% para los hombres).

De media, la tasa de empleo de las mujeres es inferior a la de los hombres (61% y 72% respectivamente en la UE en 2016). Las diferencias entre mujeres y hombres aumentan con el número de descendientes. En mujeres sin descendencia, la tasa era del 65%, mientras que la de los hombres era del 73%. Con dos hijos/as, la tasa de las mujeres llega al 70%, y al 89% la de los hombres. Con tres o más hijos, finalmente la tasa disminuye hasta el 55% para las mujeres, y el 84% para los hombres.

En la UE en 2016, el 32% de las mujeres ocupadas lo estuvo a tiempo parcial, en comparación con el 9% de los hombres. En España, estos datos son del 24,1% para las mujeres, y el 7,6% para los hombres. Por su parte, la tasa de paro en 2016 en la UE fue del 8,7% para las mujeres y del 8,4% para los hombres. En España, segundo país con mayor paro de Europa tras Grecia, la tasa de paro femenina fue del 21,4%, y la masculina del 18,1%. A la hora de trabajar, los hombres generalmente ocupan posiciones más altas que las mujeres, pudiéndose observar que solo un tercio de los directivos de la UE en 2016 eran mujeres, porcentaje que se cifra en el 31% en España. En cuanto al salario medio bruto por hora, en la UE en 2015, las mujeres ganaron un 16,3% menos que los hombres, creciendo esta diferencia en cargos directivos (salario bruto por hora un 23% más bajo para las mujeres). En España, el salario medio por hora es de 10,9 € para las mujeres y de 12,8 € para los hombres, y en cargos directivos, del 20,6 € y 24,6 € para mujeres y hombres, respectivamente.

COMER, COMPRAR, CONECTARSE, SOCIALIZAR

En cuanto a las tareas relacionadas con el cuidado de los descendientes, las tareas domésticas y la cocina, en la UE en 2016, el 92% de las mujeres de 25 a 49 años (con hijos/as menores de 18 años) cuidaba a su descendencia diariamente, en comparación con el 68% de los hombres. En las tareas domésticas y la cocina, las diferencias son aún mayores: en 2016, el 79% de las mujeres cocinaban y/o realizaban tareas domésticas diariamente, en comparación con el 34% de los hombres.

En cuanto a los hábitos relacionados con la salud, en la UE en 2014, el 36% de los hombres pasaba 150 minutos o más por semana practicando deporte y actividad física no relacionada con el trabajo, en comparación con el 26% de las mujeres. Pese a ello, se estimó que el 57% de los hombres tenía sobrepeso en comparación con el 44% de las mujeres.

Las mujeres de la UE utilizan Internet algo menos que los hombres (el 77% de las mujeres de entre 16 y 74 años y el 81% de los hombres utilizaron Internet al menos una vez por semana en 2016). Las mujeres usan más Internet para participar en redes sociales (65% mujeres y 61% hombres, y los hombres para leer noticias (68% de las mujeres y 72% de los hombres que utilizaron Internet en los últimos tres meses en 2016).

lunes, 30 de abril de 2018

El impulso a la igualdad de género en el marco de la Estrategia TIC 2020 de la Junta de Andalucía

La “revolución digital” es un fenómeno de amplio alcance que trasciende los aspectos puramente técnicos o económicos, y no es neutro al género, ya que involucra multiples áreas de la vida en sociedad. Las nuevas tecnologías suponen una potente herramienta para avanzar en igualdad de género, pero también comportan riesgos, pues si se mantienen las brechas de uso y acceso, si los algoritmos o contenidos online presentan sesgos de género o no reflejan las necesidades y la realidad de las mujeres, o si las propias mujeres no se implican en dar forma a esos contenidos, la digitalización puede reforzar las desigualdades de género, o crear nuevas, por ejemplo, la aparición de la misoginia y ciber-violencia en espacios digitales.

La Unión Europea viene alertando sobre el problema de la baja participación de las mujeres en la Sociedad de la Información desde los años 90, tanto en el acceso como en la profesionalización del sector. Los datos muestran que esta gran desigualdad de género a escala mundial, lejos de detenerse, ha ido en aumento estos últimos años. De hecho la inclusión digital es uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas. Según los últimos resultados presentados por el Parlamento Europeo en su estudio “Gender equality in the EU’s digital and media sector” (marzo de 2018), a las brechas en las competencias y uso digitales (el 14% de las mujeres no ha usado nunca internet en la UE; frente al 12% de los hombres), hay que sumar otras más profundas; en las competencias avanzadas, los estudios relacionados con áreas tecnológicas (STEM), o la presencia en la toma de decisiones en el sector digital.

En Andalucía, se ha llevado a cabo un diagnóstico preliminar de la situación de las mujeres en el sector TIC(1), en el proceso de planificación de la Estrategia TIC2020. Entre los principales resultados que ofrece este diagnóstico, está el de que las carreras técnicas son las únicas en las que hay menos egresadas que egresados, con porcentajes del 27,3% y 72,7% respectivamente en el curso 2014-2015. Además, las mujeres encuentran más dificultades para acceder al mercado laboral. Pese a ser un sector que ofrece más oportunidades de empleo que la media, en septiembre de 2016, la tasa de paro en el sector fue para las mujeres del 14,2%, 4,5 puntos porcentuales mayor a la de los hombres (9,6%). También en ese periodo, es mayor la tasa de demanda de empleo femenina (15,3%) que la masculina (10,3%).

Mucho mayor es la brecha de género por menor presencia femenina en la ocupación en el sector, llegando según este estudio a 28,2 puntos porcentuales, llegando en el caso de las afiliaciones a la Seguridad Social a 47,7 puntos. Las desigualdades se agudizan en los puestos de mayor responsabilidad y en las profesiones estratégicas. Así, según información suministrada por los correspondientes colegios profesionales, en 2017 la presencia de mujeres fue solo del 15,2% en ingeniería de telecomunicaciones en Andalucía Occidental y Ceuta y del 6,1% en informática.

También la calidad del empleo se resiente en el caso de las mujeres en el sector TIC andaluz. Según el diagnóstico, el 77,3% de las mujeres tienen contratos temporales en el sector, frente al 75,3% de los hombres. Un 16,8% de las mujeres tienen contratos a tiempo parcial, mientras que esta modalidad de contrato es solo del 6,2% entre los hombres. Por último, es mayor la sobrecualificación entre las mujeres (65,8%) que entre los hombres (62,1%). Finalmente, entre las personas dadas de alta por cuenta propia en la Seguridad Social en el sector, el 20,2% son mujeres, y el 79,8% hombres.

En el mes de marzo de 2018, la Consejería de Empleo, Empresa y Comercio ha organizado la jornada Womandigital en el marco del evento Andalucía Digital Week, que ha convocado en Sevilla a cerca de doscientos profesionales y personas expertas en tecnologías y empresarias, brindando un punto de encuentro a empresas, administraciones y sociedad en general, para estimular el desarrollo de la sociedad y economía digitales. Womandigital se crea como espacio abierto y colaborativo para la reflexión virtual en torno a la igualdad de género y la diversidad en el sector TIC. Forma parte además, de las iniciativas emprendidas por el Programa de impulso a la igualdad de género de la Estrategia de impulso del sector TIC Andalucía 2020.

La jornada Womandigital se ha cerrado con la elaboración de un manifiesto, firmado por 82 entidades, y con 565 adhesiones personales, en el que se reconoce que, “desde un punto de vista ético, social y económico, la inclusión de las mujeres en el sector tecnológico no es una opción, sino una necesidad; primero para contribuir a un desarrollo igualitario de la sociedad, en el respeto de la diversidad y de las personas; y segundo, para contribuir a que el propio sector y la economía aprovechen el enorme potencial existente”. Las personas y organizaciones adheridas a este manifiesto se comprometen a difundir e impulsar medidas de futuro encaminadas a lograr una mayor igualdad de oportunidades para las mujeres en el sector de las TIC.

jueves, 22 de marzo de 2018

La aplicación de la presupuestación con perspectiva de género en España

El presupuesto público es reconocido en la actualidad como un instrumento idóneo para hacer avanzar el compromiso de las administraciones con la igualdad de género debido a su carácter central y a su capacidad de reasignación de los recursos para hacerlos más eficaces y eficientes.

La publicación de la Ley 30/2003 sobre medidas para incorporar la valoración del impacto de género en las disposiciones normativas que elabore el Gobierno, es el punto de partida de un proceso de introducción de la perspectiva de género en las leyes de presupuestos de las distintas administraciones a nivel nacional, con diferentes especificidades y ritmos en su implementación. La Junta de Andalucía se ha convertido en uno de los modelos inspiradores en esta materia para las administraciones y organismos internacionales que se han propuesto afrontar el reto de la introducción de la perspectiva de género en las políticas presupuestarias de una manera integrada, gradual y con vocación de continuidad a largo plazo.

En esta nota se expone el actual estado de desarrollo de esta práctica en los tres niveles de administración, teniendo en cuenta seis elementos principales de la aplicación de la presupuestación con perspectiva de género (PPG): a) si existe alguna norma sobre presupuesto con perspectiva de género; b) si dicha obligación se ha trasladado a la orden de elaboración del presupuesto anual, y/o a la documentación presupuestaria; c) si se cuenta con una comisión interdepartamental creada a tal efecto; d) si se elabora y/o publica un informe de evaluación de impacto de género del presupuesto (IEIG), e) si se han llevado a cabo auditorías de presupuesto y género; y f) si se ha desarrollado una estrategia encaminada a introducir la perspectiva de género en todas las fases del ciclo presupuestario.

En los últimos años, se ha producido una evolución positiva en materia de PPG en las administraciones autonómicas, con el resultado de que, en 2018, prácticamente todas las comunidades autónomas, y una ciudad autónoma, Ceuta, cuentan al menos con uno de los elementos antes descritos. Las experiencias que presentan una trayectoria más prolongada y/o continua son Andalucía (desde 2003), País Vasco (con una experiencia piloto en 2002, que se retoma en 2009), La Rioja (desde 2009) y Canarias (desde 2010). Andalucía y Canarias, además, destacan por el cumplimiento de los criterios antes descritos: normativa, género en la documentación presupuestaria, comisión de género, IEIG, y, en el caso de Andalucía, por ser la única Comunidad autónoma que ha desarrollado, hasta la fecha, una metodología propia de auditoría de presupuesto y género, y una estrategia integral en materia de PPG. Más recientes pero cumpliendo con todos los elementos salvo auditoría y estrategia PPG, se encuentran las experiencias de Castilla-La Mancha y Valencia (se publica informe desde 2015).

Como se puede observar en el cuadro siguiente, en once comunidades autónomas se publica IEIG, y en seis, existe una Comisión interdepartamental con funciones en materia de la presupuestación con enfoque de género. La Administración estatal también cuenta con una experiencia de presupuesto y género, publicándose el IEIG, bajo supervisión de una Comisión de impacto de género. Finalmente, comienzan a sumarse al proceso distintas entidades locales, destacando ocho diputaciones y ayuntamientos que ya han publicado Informe de evaluación de impacto de género de sus presupuestos. Se trata de las diputaciones de Málaga y Guipúzcoa, y ayuntamientos de Barcelona, Madrid, San Sebastián, Albacete, Castellón, y Fuenlabrada.



miércoles, 24 de enero de 2018

Informe de la Brecha de Género Global 2017. Foro Económico Mundial

Recimentemente se ha publicado el Informe 2017 que elabora el Foro Económico Mundial con carácter anual sobre la evolución de la brecha de género en el mundo. Desde 2006, esta institución viene realizando este trabajo, partiendo del convencimiento de que la construcción de economías dinámicas e inclusivas no es posible cuando se excluye a mujeres y niñas del sistema económico, y que la comunidad pierde en capacidad, ideas y perspectivas que son básicas para afrontar los retos globales y plantear nuevas posibilidades.

Para medir la situación de igualdad de hombres y mujeres y su evolución, el Informe utiliza un índice, el Global Gender Gap Index, que mide las brechas de género en cuatro áreas críticas para la igualdad entre hombres y mujeres en las sociedades: salud, educación, economía y representación política. El índice facilita una medida de las brechas de género consistente y comparable, tanto a lo largo del tiempo como entre países, que puede fundamentar la adopción de medidas correctoras en el contexto económico, cultural y político de dichos países. Igualmente, el índice establece un ranking que clasifica a todos los países analizados, tanto por el valor total del índice, como por áreas, y tanto en el conjunto de los países como por regiones o perfiles de renta. Es posible así establecer vinculaciones entre los valores del índice global de brecha de género, y otros indicadores como la competitividad, habiéndose demostrado, por ejemplo, que se da una relación directa entre igualdad de género y el valor del Producto Interior Bruto (PIB).

El informe de 2017 muestra que, por primera vez en diez años, el índice global refleja un retroceso en la igualdad de género, debido sobre todo al agrandamiento en la brecha género en las áreas de oportunidades económicas y en la representación política. Se interrumpe así una tendencia gracias a la cual se había llegado a corregir en estos diez años el 68% de la brecha de género en el mundo. Algunos países, como Francia y Canadá, han logrado grandes avances en igualdad de género en el último año e Islandia sigue siendo el país con mayor igualdad de género en términos globales. Estados Unidos sin embargo baja cuatro puestos hasta la posición 49 en el Índice Global de Brecha de Género. El empeoramiento acontecido este año supone que, al ritmo actual de evolución, la brecha de género en el mundo no se cerrará hasta dentro de cien años.

Actualmente, España ocupa el vigésimo cuarto puesto de los 144 países que analiza el informe en 2017, lo que supone un avance en cinco puestos con respecto al año anterior, en que ocupaba el lugar 29. Este avance se debe a las mejoras en las áreas de salud y supervivencia, donde se avanza diez posiciones, hasta el puesto 81; y poder y representación, donde se asciende desde el puesto 26 al 22. La mejora en cuanto a ministerios ocupados por mujeres es de 11 puestos, del 24 al 13. Se empeora sin embargo en áreas como participación económica (desde el puesto 72 al 81) o igualdad salarial (cuatro puestos, hasta el 122). Según el Foro Económico Mundial, España tiene la misma brecha de género por cerrar que la media de Europa occidental, un 25%. La evolución en los últimos diez años muestra un empeoramiento entre los años 2011 y 2012, en que se pasó del puesto 12 al 26, debido al descenso en el ámbito de poder y representación. Al final de la serie, se observa, no obstante, una recuperación de los valores globales del índice.