jueves, 29 de noviembre de 2018

Beneficios económicos de la igualdad de género según expertos del FMI

En octubre de 2018 se ha publicado el informe “Beneficios económicos de la inclusión de género: nuevos mecanismos, nueva evidencia”, como parte de la serie de documentos para debate que periódicamente publica el Fondo Monetario Internacional. Esta institución ha venido desarrollando en los últimos años una línea de investigación sobre la desigualdad de género, incorporando el debate sobre la situación de las mujeres y el asesoramiento al respecto en sus evaluaciones anuales de las economías nacionales. Actualmente, cuentan con alrededor de 30 consultas concluidas y una docena planificadas. Y el esfuerzo ha dado sus frutos, según evidencia este informe, aunque aún queda mucho por hacer.

Si bien la participación femenina en la fuerza laboral (PFFL) ha aumentado en los últimos 20 años, el ritmo ha sido desigual por países y siguen existiendo grandes brechas entre mujeres y hombres. La PFFL en la media de países de la OCDE fue del 54% en 2014, 14 puntos porcentuales por debajo de la participación masculina; en países de ingresos medios, con una PFFL del 49%, la distancia con la participación masculina es de 26 puntos; y en países de bajos ingresos, la PFFL fue de 64%, 13 puntos por debajo de la participación masculina.

La reducción de las brechas en la presencia de hombres y mujeres en el mercado de trabajo generaría importantes beneficios económicos a través de dos mecanismos que apuntan a ganancias aún mayores de lo hasta ahora previsto:

Diversidad de género: las mujeres aportan nuevas habilidades al entorno laboral. Esto puede reflejarse en las normas sociales y su impacto en la educación, las interacciones sociales, así como en la asunción de riesgos y respuesta a incentivos, por ejemplo. Existe un beneficio económico derivado de la diversidad, más allá del que resulta del hecho de tener más personas trabajando. El estudio demuestra que el trabajo de hombres y mujeres se complementa. Y que los modelos que no tienen en cuenta las diferencias de género en el análisis, subestiman el impacto favorable de la inclusión de género en el crecimiento, y atribuyen un valor erróneo a la tecnología como parte del crecimiento que en realidad es causada por la participación de las mujeres. Los resultados de este estudio también apuntan que la reducción de las brechas de género beneficia a ambos sexos, porque una participación femenina más elevada en el mercado laboral incrementa los salarios masculinos.

Movilidad sectorial: cuando la riqueza de los hogares aumenta durante el proceso de desarrollo económico, la demanda de servicios aumenta, y el empleo se reasigna al sector en crecimiento. Debido a que en los servicios hay mayor igualdad de género en el empleo que en otros sectores, las economías en desarrollo de forma natural se vuelven más inclusivas. Pero existen barreras a la PFFL debidas a distorsiones fiscales, discriminación y factores sociales /culturales, que ralentizan este proceso, reduciendo la producción y el bienestar. El impacto de estas barreras en la participación laboral femenina, según el estudio publicado, puede equipararse a la imposición de un impuesto de más del 50% sobre la mano de obra femenina, dependiendo de la región. No solamente suponen un lastre para la igualdad de género, sino que tienen un coste directo. Reducir estas barreras supondría una ganancia en el bienestar que excedería el 20 por ciento en India, Pakistán y otros países en Medio Oriente y África del Norte, por ejemplo.

Estos mecanismos implican que reducir la baja presencia de mujeres en el mercado de trabajo deberían generar mayores beneficios que un aumento equivalente a la presencia masculina en el mismo: la diversidad de género aporta beneficios propios.

Fuente: J. D. Ostry, J. Alvarez, R. Espinoza, and C. Papageorgiou. Economic Gains from Gender Inclusion: New Mechanisms, New Evidence. IMF Staff Discussion Note. Octubre 2018.