Los países que llegan a la presidencia de la Unión Europea heredan los retos de sus predecesores en todos los segmentos de la construcción de Europa. En este sentido, las autoridades españolas han encontrado todo un desafío al recoger el testigo en materia de igualdad de Suecia, uno de los países más avanzados de los Veintisiete en esta materia.
Después de recoger el testigo, el Gobierno español ha añadido a estas prioridades el esfuerzo por situar a la violencia de género en el centro de la agenda da política de los Veintisiete, según informan fuentes del Ministerio de Igualdad. En concreto, el Ejecutivo español ha propuesto la puesta en funcionamiento de un Observatorio Europeo de Violencia de Género, así como la creación de un número de teléfono común a todos los Estados miembros para responder a las personas afectadas por estos problemas.
Otros de los retos de la presidencia española pasan por impulsar el debate sobre la directiva contra la discriminación, en la que han trabajado tanto los suecos como los franceses. Según ha afirmado la ministra de Igualdad, Bibiana Aído, resulta de vital importancia que "Europa se dote de un marco jurídico frente a toda causa de discriminación más allá del ámbito laboral", por razones como sexo, origen racial o étnico, discapacidad, orientación sexual y otras.
El Ministerio ha fijado como otro de sus objetivos más relevantes de cara a los próximos cinco meses la incorporación de una perspectiva de género a la segunda parte de la Estrategia de Lisboa, denominada Estrategia 2020. El desafío consiste en que dicha iniciativa incluya, entre otros aspectos, un compromiso de los Veintisiete para luchar contra las barreras que impiden el acceso de las mujeres al trabajo, según fuentes del ministerio. El reto también pasa por comprometerse a luchar contra la brecha salarial entre hombres y mujeres, una diferencia que en la actualidad está situada en el 17% en el conjunto de los países europeos.
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