La natalidad ha caído en España después de una década de crecimiento leve pero continuado. Un jarro de agua fría a las esperanzas sostenidas en los últimos tiempos. El número de nacimientos descendió en 2009 un 5%, encogiéndose de nuevo por debajo del medio millón, una cifra que solo se había superado, desde 1981, en 2008. Así que esa tendencia al alza de los alumbramientos, por ahora, está rota, y las madres extranjeras, que algunos años han tirado hacia arriba de esas estadísticas, no lo hacen ya. Aunque los hijos de estas mujeres suponen aún el 20,6% de los nacimientos, han disminuido un 6%.
Que nazcan menos niños puede deberse a dos causas: que haya menos mujeres en edad fértil (de 15 a 49 años) o que las que hay tengan menos descendencia. En España están pasando ambas cosas. Desde principios de este siglo se viene acusando la menor natalidad de los años ochenta. Hubo menos nacidos y eso hoy supone menos mujeres para ser madres. Pero ese factor no ha impedido que durante la última década repuntara la natalidad. Por tanto, coinciden los demógrafos, hay que fijarse en el indicador de fecundidad como elemento decisivo: tener hijos o no tenerlos, esa es la cuestión; o traer al mundo a más de uno, o más de dos. Y esa tasa de fecundidad ha caído en 2009 medio punto entre las españolas (de 1,38 hijos por mujer a 1,33) y más de un punto entre las extranjeras (de 1,81 a 1,69).
¿Qué ha pasado? Ha pasado la crisis.
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