Las malas expectativas laborales, la caída de las rentas salariales y la coyuntura por la que atraviesa el mercado de la vivienda no invitan a aumentar la familia. Las españolas cada vez retrasan más la llegada de su primer hijo, lo que reduce el número de vástagos. Según acaba de publicar el Instituto Nacional de Estadística (INE), el número medio de hijos de las residentes en España se situó en 2011 en 1,40, lejos el
máximo de los últimos años alcanzado en 2009, que fue de 1,44 hijos por mujer.
En Andalucía la media de hijos es 1,48 y la edad media en la que las mujeres tienen su primer hijo 30,47 años.
Demógrafos, sociólogos y estadísticos no dejan de advertir de los
efectos que a medio y largo plazo tendrá sobre la economía española los
cambios que están transformando la maternidad en España. Madres
primerizas cada vez mayores, que finalmente deciden tener menos hijos.
En muchos casos no es una decisión voluntaria, sino obligada, puesto que
cuanto más se retrasa la primera maternidad, más posibilidades tienen
de no poder engendrar más hijos por razones meramente físicas. El INE
acaba de poner números a esta realidad. En 2011 se registraron apenas
479.676 nacimientos, un 3,5% menos que un año antes y un 5,7% inferior a
la cifra de 2009, cuando se alcanzó el máximo de la última década, con
509.137 alumbramientos.
Esta caída del número de bebés explica el correspondiente descenso de
la tasa de fecundidad, que mide el promedio de hijos de las mujeres
residentes en España. Conocida como una de las más bajas del mundo,
comenzó la actual década en tasas de 1,2 hijos. El boom de la
inmigración logró elevarla hasta los 1,44 hijos. Ahora, desde la
irrupción de la mayor crisis económica de la democracia, esa tasa ha
vuelto a caer a 1,40 vástagos en solo dos años. Y otro fenómeno para la
reflexión: la edad media de las madres primerizas, que se había
mantenido constante en poco más de 30 años en los últimos ejercicios,
saltó a 31,17 años en 2011.
¿Qué ha pasado con el instinto maternal de las residentes en España?
Tal y como reflejan mes a mes los datos de paro y ocupación, la crisis
económica se está cebando especialmente con los más jóvenes. Las
estadísticas lo revelan prácticamente todo y una de las más importantes
es la de la edad a la que las jóvenes suelen acceder al mercado laboral
con un contrato estable. Si se trata de mujeres con estudios superiores,
esa estabilidad no suele lograrse mucho antes de los 30 años, lo cual
explica que cada vez decidan ser madres más tarde.
Si a esos problemas de acceso al mercado laboral, se le suma el
elevado desempleo actual, las dificultades que persisten para lograr la
deseada conciliación de la vida familiar y laboral y, por qué no
decirlo, la situación del mercado de la vivienda, el desafío es tal que
no es de extrañar que aquellos que, pese a todo, deciden ser padres sean
felicitados por su entorno por valientes.
Desde los principales servicios de estudios del país se subraya que
la clave es el empleo. "Sin estabilidad laboral, ninguna pareja se
plantea tener hijos, y menos ahora que se han reducido las ayudas por
nacimiento y ayuntamientos y comunidades autónomas han recortado
drásticamente sus programas de becas para libros y comedor", aseguran
desde una de las principales entidades financieras de este país.
Además, teniendo en cuenta la situación por la que atraviesan
numerosas empresas, "muchas trabajadoras temen que un posible embarazo
limite sus oportunidades de promoción interna o incluso haga peligrar su
continuidad. Las compañías prefieren con la crisis a empleados
dispuestos a trabajar más horas y no a aquellos que puedan plantear una
reducción de jornada", recuerdan desde los sindicatos.
Fuente: Cinco Días
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