lunes, 31 de enero de 2011

Tú con tu abuela, yo a trabajar

Más que canguros de sus nietos, algunos se sienten esclavos de sus hijos - Hay expertos que denuncian abusos - Pero muchos ancianos reconocen que el trato con los niños les reporta alegría y hace posible que las madres trabajen.

"No es que no queramos. Es que estamos cansadas". Hay una generación de mujeres que tras criar a sus hijos vuelven a ser madres de sus nietos a tiempo parcial. No lo han elegido. Tampoco se rebelan. Pero cansa. Aunque hay casos y casos. Zonas de grises. Los abuelos, sobre todo si son jóvenes, disfrutan cuidando a sus nietos. Pero algunos acaban convirtiéndose en algo más que abuelos: canguros, secretarios de sus atareados hijos, recaderos, taxistas.... No hay límites. Y empieza el abuso, sobre todo con las abuelas, que además de recoger al niño en el colegio, tienen que darle de comer o merendar, llevarle al médico, a baloncesto, a inglés, y si se tercia al zapatero. Un periodo que no dura dos o tres años, sino que puede prolongarse seis, siete o tal vez 10.

La mayoría de los niños que reciben cuidados de los abuelos son hijos de madres con empleo. Por el contrario, cuando la madre no trabaja, solo uno de cada cuatro niños menores de tres años acude a la Escuela Infantil, según la Encuesta de Condiciones de Vida de 2009 (Instituto Nacional de Estadística). Asimismo, las mujeres de mayor instrucción son las que más llevan a sus hijos a las guarderías. Además, el 32% de los menores de tres años cuyas madres trabajan recibe cuidados de otras personas. Aunque no se distingue si esta atención es o no remunerada, Lourdes Pérez Ortiz, profesora de Sociología de la Universidad Autónoma de Madrid atribuye ese cuidado en parte a los abuelos. Otras estimaciones fijan en un 15% el porcentaje de cuidadores que no percibe nada.

Entre los 3 y los 12 años, la mayoría de los niños están escolarizados, pero el 12,2% recibe cuidados de otras personas. No en vano el 55% de los niños menores de 12 años tiene madres trabajadoras. Aunque en las familias de clase media y alta se suele tener ayuda remunerada, Lourdes Pérez piensa que el recurso a los abuelos está más extendido de lo que parece. Ya en 2003 al realizar un estudio estratégico sobre el tema comprobó que no solo se daba esta ayuda entre madres e hijas, sino que las suegras tenían una disposición similar. Descubrió asimismo que no siempre se recurría a la abuela por economía, sino por desconfiar de las guarderías. O en el caso de los nietos de 12 y 13 años, para evitar que estén solos, ya que la ESO los deja sin colegio por la tarde.

Existe así un reparto tácito entre las mujeres de la familia: las mayores atienden a los niños para que las jóvenes trabajen. Si no hubiera abuelas, muchas se pensarían aún más ser madres. En algunas familias pactan cierta retribución para los abuelos que complete sus pensiones. Pero en otras, los abuelos lo ponen todo: el 11% da de comer a sus nietos.

Leer el reportaje completo en El País.

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