El cáncer y los problemas cardiovasculares son las principales amenazas
de la salud de los hombres, y su aparición está muy relacionada con el
estilo de vida.
La considerada buena vida, de comilona, copa y puro, no es sana si se
convierte en una costumbre. Los excesos se pagan en salud y en pérdida
prematura de años de vida. Por el contrario, una mayor austeridad
dietética y un menor apego al sillón se premian con un aumento de la
longevidad.
El sedentarismo, comer de forma poco saludable, beber alcohol
habitualmente, fumar y mantener prácticas sexuales de riesgo es más
frecuente entre los hombres de menor nivel socioeconómico, destaca un
informe de la Comisión Europea, una realidad que se repite en los 27
estados miembros. Estas conductas tienen un extraordinario impacto
económico, que será visible en 2060, cuando se estima que habrá 24
millones menos de hombres en edad de trabajar (entre 15 y 64 años) y 35
millones más de mayores de 65 años.
El documento, titulado el Estado de salud de los hombres en Europa,
señala que los varones suelen ir poco al médico, y en muchas ocasiones,
cuando lo hacen, es tarde, las enfermedades están avanzadas y las
posiblidades de tratamiento se reducen notablemente. Esta demora es muy
negativa en el cáncer que, junto a los procesos cardiovasculares, son
las principales causas de muerte. Cada año, los tumores matan a 700.000
europeos, de los que 190.000 tienen menos de 65 años de edad. El cáncer
más mortal es el de pulmón, aunque su incidencia está disminuyendo entre
los varones y aumentando en las mujeres (en Dinamarca, Islandia y
Suecia las tasas en ambos sexos se están igualnado).
Los diagnósticos de cáncer de próstata aumentan, hasta el punto de
que cada año se detecta un millón de afectados. Entre los varones
jóvenes de 20 a 35 años de edad, el cáncer de testículo es la primera
causa de muerte oncológica, un terreno en el que España, junto a Reino
Unido, presenta las cifras más bajas (dos fallecidos por millón de
personas, la mitad que la media de la UE y muy lejos de los 12
fallecidos de Bulgaria).
En cuanto a las enfermedades cardiovasculares, son las responsables
del 36% de los fallecimientos en el conjunto de la UE, aunque oscilan
entre el 61% de Bulgaria y el 25% de Francia (Portugal, España, Italia y
Holanda también presentan tasas inferiores a la media y se colocan en
las últimas posiciones de la tabla). Con todo, el informe destaca que
desde el año 1968 la mortalidad cardiovascular se ha reducido y ha
pasado de los 6.000 fallecidos por millón de habitantes a los menos de
4.000 actuales).
Y como correponsables de la pérdida de salud siempre aparecen la
obesidad y el sedentarismo. La primera ya ha alcanzado la categoría de
pandemia, y aunque afecta a todas las edades, los problemas de peso son
más frecuentes entre los hombres de entre 45 y 54 años (el 65% tiene
obesidad o sobrepeso). Las tasas más elevadas se registran en Reino
Unido, Alemania y Malta, donde más del 65% de los varones tiene
sobrepeso (su índice de masa corporal es superior a 25). Por el
contrario, Noruega, Estonia y Francia tienen una cifra de sobrepeso
masculino inferior al 45%.
Esta realidad ha llevado
a algunos países a intentar atajar el problema aprobando tasas a la
comida rápida. El objetivo es revertir el aumento de la incidencia de
hipertensión arterial, la diabetes y la hipercolesterolemia que se
traducen en más casos de cáncer y ataques cardiovasculares.
¿Y qué es lo que está llevando a ese imparable aumento del peso? El
informe apunta al incremento del sedentarismo, al descenso del trabajo
manual, al consumo de alcohol, a que se camina menos y a las largas
jornadas laborales.
Una de las soluciones que propone el documento
es incrementar la actividad física, que aunque es más habitual entre los
varones que en las mujeres, está muy lejos de las recomendaciones para
obtener un efecto positivo sobre la salud. La buena noticia es que los
españoles están por encima de la media en la práctica deportiva.
Fuente: Expansión
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