El estudio ha tomado como base los datos, desde 2000, del Programa de Apoyo Empresarial a las Mujeres (PAEM), desarrollado por la Secretaría de Estado de Igualdad y las Cámaras de Comercio y cofinanciado por el Fondo Social Europeo (FSE). En estos 11 años, esta iniciativa sido utilizada por más de 2.500 emprendedoras, con una media anual de creación de 33 empresas.
El 80% de las emprendedoras tienen menos de 45 años y , prácticamente la mitad de este porcentaje, buscan una salida laboral a su formación universitaria. Un 17% de las que superan esta edad pretenden rentabilizar la madurez de la experiencia para continuar una trayectoria profesional interrumpida por la crisis económica. Este colectivo muestra una clara tendencia al alza, lo que sitúa a la creación de empresas como una salida laboral, aunque sea a unidad más tardía.
Un 36% de las peticionarias de asesoramiento se halla trabajando en una pyme y pretende compatibilizar ambas trabajos o mejorar sus expectativas ante la inestabilidad en su empleo. El 64% restante son desempleadas (en su gran mayoría durante un año, lo que muestra, gráficamente, los efectos devastadores de la crisis económica).
El 50% de las empresas creadas por mujeres son pequeños comercios al por menor, seguidas por las de servicios personales ( mayoritariamente, estética, peluquería y enseñanza). La elevada proporción de mujeres en el sector comercial y de servicios puede encontrar su explicación en el hecho de que las emprendedoras crean su empresa en sectores en los que tienen alguna experiencia o habilidades. También se observa un fuerte crecimiento de las actividades de servicios personales, debido a que exigen un menor desembolso económico y pueden desarrollarse desde el propio domicilio, permitiendo compatibilizar la vida personal y profesional.
Respecto a la fórmula jurídica, un 66% de las mujeres adoptan la forma de empresaria individual, debido a la sencillez de la constitución de la empresa y las subvenciones. Las emprendedoras se suelen informar mucho más que los hombres a la hora de poner en marcha un negocio, especialmente en lo relativo a trámites, ayudas y subvenciones. Paradójicamente, el número de las que se deciden finalmente a constituir su negocio es inferior al de los hombres.
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