Desde que empezó la crisis, España no logra salir bien parada en las estadísticas europeas. Ahora le toca el turno a la paridad laboral entre hombre y mujer: el 66,4% de la población activa masculina española -los que quieren y están en disposición de trabajar- tiene un empleo. En el caso de las mujeres, son sólo el 53%, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Hoy, cien años después de la instauración del 8 de marzo como día Internacional de la Mujer, los datos dan cuenta de que las desigualdades persisten.
Esa diferencia de 13,4 puntos supera a la media de la Unión Europea, que está en un 12,3%. Resulta especialmente llamativo el caso de Italia, el segundo miembro de la UE con mayor descompensación entre ocupación masculina y femenina (23 puntos), sólo superada por Malta, donde la brecha se convierte en un abismo con los márgenes separados por 33,7 puntos, según Eurostat. En países del Este, como Polonia y Eslovaquia, también existe una brecha en la ocupación entre uno y otro sexo (en todos los casos desfavorable a la mujer) mayor que en España, pero se aproximan a la media.
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