Los empleados más satisfechos sobre la compatibilidad con la vida personal son los que responden ante directivos con familia. Concentrar la jornada es la medida más efectiva: mejora la productividad y ahorra gastos a la empresa
Una eficaz funcionaria de base, de 35 años, se encontró frente a un ministro que le ofrecía una inmejorable plataforma para el éxito laboral: una dirección general en el ministerio, de esas que trazan una línea ascendente hacia la cúspide de la Administración. La mujer dijo no. El ministro se quedó estupefacto. "Tengo dos hijos pequeños, si acepto el cargo apenas les veré y eso será malo para ellos y para mí". Nunca había escuchado una respuesta semejante en los ascensos ofertados a trabajadores varones. El ministro se llamaba Jordi Sevilla, era titular de Administraciones Públicas en 2004, y fue el primero en aplicar el Plan Concilia un año después. La conciliación entre vida laboral y familiar -en definitiva, la racionalización de los horarios- está penetrando lentamente en la cultura tradicional de la empresa española, la que se basa en el razonamiento de pasar muchas horas en el trabajo con el convencimiento de que es lo mejor para la empresa. Los empleados más satisfechos, sin embargo, son aquellos cuyo jefe o jefa tienen hijos y concilian, elemento imprescindible para que a su vez puedan conciliar ellos, según una encuesta de la escuela de negocios de la Universidad de Navarra IESE hecha pública ayer.
¿Se está desmoronando el mito de que un horario interminable garantiza prestigio en la empresa y mayores posibilidades de promoción? ¿O se trata por el contrario de jefes poco eficaces que solo consiguen la insatisfacción de la plantilla? ¿Y qué ocurre con los niños, obligados a estar solos en casa o a cargo de cuidadoras?
La encuesta añade que los empleados de hoy en día perciben como un grave contratiempo tener que sufrir a un jefe a la vieja usanza, el que exige presencia constante, solo vive para trabajar y no concibe que los demás no hagan lo mismo. "Este tipo de mandos se cobra dos víctimas: las mujeres y los niños", asegura Ignacio Buqueras, presidente de la Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles (Arhoe). Las mujeres, comenta, porque andan siempre estresadas al no rendir en el trabajo como lo hacían antes de tener hijos; y los niños porque no reciben la atención adecuada el tiempo que aconseja el sentido común.
Según Buqueras, el perfil del jefe no conciliador responde, en líneas generales, a un varón, mayor de 50 años, sin hijos o con una esposa que se los cuida casi en exclusiva, desorganizado, voluntarioso, aferrado a la idea de que todas las horas son pocas para rematar un buen trabajo, y con las prioridades vitales equivocadas. "Bien visto en España, mal visto en Europa", apostilla.
Leer el reportaje completo en El País.
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