domingo, 6 de marzo de 2011

Revolucionarias sí, pero sin poder

Las revueltas populares en el mundo árabe han dado paso a una nueva era democratizadora en la región. No hay vuelta atrás, coinciden estos días la gran mayoría de los expertos. Lo que no está tan claro es si en el futuro traslado de poder de dictadores eternos al pueblo, participarán también las mujeres, comienzan a preguntarse algunas feministas árabes. Otras confían, sin embargo, en que el impulso revolucionario propiciará cambios culturales capaces de poner fin al cuasi monopolio masculino del poder en muchos países árabes.

"Nos dicen que no es momento de hablar de los derechos de la mujer, pero es precisamente ahora cuando tenemos que trabajar más que nunca. Hombres y mujeres hemos luchado codo con codo para acabar con el régimen de Mubarak, pero ya hemos empezado a ver que cuando llega el momento de la toma de decisiones políticas son ellos los que deciden por nosotras", sostiene Nihad Abul Qomsan, abogada y presidenta del Centro Egipcio para los Derechos de la Mujer.

Las diferencias por países dentro del mundo árabe son, sin embargo, enormes. No es lo mismo por ejemplo Kuwait, donde las mujeres tuvieron que esperar hasta 2005 para obtener el derecho a votar y a ser elegidas, que Túnez, donde votan desde 1956.

La educación, sobre todo en las nuevas generaciones no suele ser el problema. Las mujeres árabes llenan las aulas de las universidades y en algunos países incluso superan al número de estudiantes masculinos. De media, el 59,4% de las mujeres árabes han recibido una educación formal, según el último Informe de desarrollo humano del mundo árabe elaborado por Naciones Unidas, que destaca también abismales diferencias entre países. Mientras en Marruecos, por ejemplo, algo más del 60% de las mujeres son analfabetas, en Jordania esa cifra cae hasta el 13% y en Kuwait al 9%.

Los datos de Naciones Unidas hablan también de diferencias salariares de la mitad o hasta de un tercio del salario de los hombres. Indican que la inmensa mayoría de las mujeres trabaja en el sector de servicios o en la agricultura, a diferencia de los hombres, que lo suelen hacer en la industria.

Leer el reportaje completo de Ana Carbajosa en El País.

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